Se trata de uno de los sesgos cognitivos mas clásicos de la psicología el cual se puede observar con frecuencia en la vida cotidiana. Consiste básicamente en la realización de una generalización errónea en la cual a partir de una sola característica o rasgo de un objeto o de una persona generalizamos el resto de características.
Este termino fue acuñado por Edward L. Thorndike que lo observó en unas pruebas que realizó con el ejercito en las que los generales atribuían características positivas a aquellos superiores en los que habían descubierto una cualidad positiva. Dicho de otra manera, cuando el general veía que uno de sus superiores tenia una cualidad positiva, tenía mas probabilidad de atribuirle mas cualidades positivas que a un superior al que no había atribuido ninguna cualidad positiva. Quien no ha vivido esa situación escolar en la que el alumno que cae bien al profesor tiene mas expectativas de mejora que el que le cae mal (efecto halo...).
El efecto de este proceso también funciona a la inversa. Cuando una persona tiene una cualidad que para nosotros es negativa le atribuimos otras también negativas sin hacer el mínimo esfuerzo de pararnos a pensar si en realidad es poseedor de ellas o no. Y como no, el efecto halo esta muy presente en el marketing a la hora de posicionar un producto en lo mas alto del mercado.
Es importante tener en cuenta este efecto porque domina nuestras vidas hasta puntos inimaginables ya que, aunque no lo sepamos, esta presente en casi la totalidad de las situaciones sociales por las que nos movemos.
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